martes, 12 de mayo de 2009

Stress Test: Nadie probó nuestra resistencia


Caricatura editorial de Clay Bennet.

Por Isaac Rosa
“Este test servirá para asegurarnos de que la banca tiene capital suficiente para seguir prestando en un mercado difícil” -Timothy Geithner, secretario del Tesoro de EEUU-.
Podemos estar tranquilos: los principales bancos norteamericanos están preparados para lo que venga. Las autoridades económicas los han sometido esta semana a una prueba de resistencia, y así han calculado cuánto dinero más necesitan para pasar calentitos el invierno, por frío que sea. Apenas 75.000 milloncillos de dólares. Una minucia. Dicen que van a buscarlos en el capital privado, pero para que no se agobien, ya les ha dicho el gobierno que si hace falta se lo adelanta.
Lo de la prueba de resistencia -stress test en inglés- recuerda a esos sillones de Ikea a los que una máquina golpea sin piedad para simular el efecto de alguien sentándose durante años, y así comprobar lo que aguantan. Pero en realidad se parece más a las pruebas de esfuerzo de los deportistas: someter el organismo a una situación exigente, para ver cómo reacciona, y prevenir infartos. De la misma forma, las autoridades han jugado con los bancos a imaginar escenarios económicos catastróficos, para ver si los aguantarían.
A mí me parece muy buena idea. Está bien eso de ser previsor, ponerse en lo peor, para ahorrarnos sustos futuros. La pena es que sólo lo hagan con los bancos. A los trabajadores, por ejemplo, nadie nos hizo una prueba de resistencia hace años, cuando no había nubarrones en el horizonte y parecía que sólo nos podía ir mejor. Tampoco se nos ocurrió a nosotros hacérnosla. Nos habría venido bien comprobar qué tal soportaría nuestra economía casera un escenario de paro, recesión e incertidumbre. Pero no lo hicimos, y así nos va, cada vez más morosos con la cuenta bancaria infartada.

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