viernes, 9 de octubre de 2009

¿Obama?


¿Será una broma, una ironía? ¿Qué ha hecho Obama para merecer el Nobel de la Paz anunciado hoy?, me he preguntado buena parte del día. Por suerte, no soy la única descolocada, porque medio mundo también considera prematuro este premio.
El arzobispo de Sudáfrica y también nobel de la paz, Desmond Tute, lo describió como "un galardón a la promesa que representa el mensaje de esperanza del presidente Obama."
Y otro premiado, Adolfo Pérez Esquivel, pidió al mandatario estadounidense ser "coherente entre lo que dice y lo que hace" y dijo a EFE esperar que la designación le refuerce la gobernabilidad para que logre lo que se ha propuesto.
En ese sentido, precisó que "quiso cerrar las cárceles de Guantánamo (Cuba) y Abu Ghraib (Irak) y no pudo, quiso reformar el sistema sanitario de su país y no pudo, pero resulta que quiere instalar siete bases militares en Colombia, lo que es una amenaza y no contribuye a la paz".
La lista que me hace dudar de este premio continúa: quiere terminar la guerra en Iraq, pero no ha podido cumplir el plazo del regreso de las tropas; para Afganistán ordena un aumento de 21.000 efectivos militares para marzo, en vez de cerrar ese frente. Y ha dicho más: "Es una guerra necesaria para la seguridad estadounidense".
También le quedan otras cuentas pendientes con la paz: prometió una mediación más activa en el alargado conflicto israelo-palestino, pero hasta ahora ha habido escasos progresos. En América Latina además del tema de las bases militares, está Honduras y ese golpe consumado. Y solo con Cuba dos gestos lo harían merecedor de la distinción: el fin del bloqueo y la liberación de los Cinco.
Quizás es mucho, demasiado, para un solo hombre. Pero tampoco se trata de cualquier hombre, sino del presidente de la nación responsable, en mayor o menor medida, de cada uno de esos conflictos.
Y en medio de esta renovación de votos por el "Cambio", de esta nueva inyección de oxígeno a la promesa Obama, promovida desde el Instituto Nobel (única manera de entender el premio), no está mal un recordatorio de lo que el mundo espera de él. Aunque no dejo de pensar que mientras más altas son las expectativas, más estruendosas son las caídas...
MundoenCrisis

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