miércoles, 7 de octubre de 2009

En esta crisis sólo se tiran los trabajadores



La crisis de 1929 quedó en el imaginario popular asociada a los inversores arruinados que se tiraban por las ventanas de los rascacielos. Aunque hay mucho de leyenda, es cierto que hubo suicidios por ruina, y hasta alguno que saltó por la ventana de su empresa. De ahí que, cuando se empezó a hablar de la actual crisis como la peor desde 1929, algunos cambiaban de acera al pasar junto a un banco o gran compañía.
Pero los grandes capitalistas aprendieron algunas lecciones de 1929, y ahora cuentan con mecanismos de defensa que evitan que nadie se quite la vida por unos números rojos. Por un lado, los gobiernos ponen lo que haga falta para proteger a las grandes empresas y los bancos, evitando su ruina. Por otro, los propios directivos se blindan el futuro contra cualquier riesgo, con planes de pensiones e indemnizaciones multimillonarias conocidas en la jerga como “paracaídas de oro” –tal vez porque protegen del salto al vacío.
Así que, en la actual crisis, sólo se han tirado por la ventana trabajadores, como ha pasado en France Telecom, donde los planes de reestructuración han dejado ya veinticuatro cadáveres. Una empleada saltó por la ventana de la oficina tras conocer los cambios, otro se clavó un cuchillo en el estómago en plena reunión, y el último saltó de un puente dejando una carta acusatoria.
Sin llegar a un final tan dramático, millones de trabajadores sufren situaciones laborales asimilables al maltrato: presiones, incertidumbre, amenazas y todas esas formas de crueldad que muchos conocen bien, y que resultan en estrés, ansiedad, depresión y patologías varias. Denunciemos a los maltratadores hoy, Jornada Mundial por el Trabajo Decente.
Tomado de Trabajarcansa

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