El escándalo por el uso de dinero público para cubrir gastos privados de funcionarios significó un duro golpe para la clase política británica, con especial daño para el gobernante Partido Laborista del primer ministro Gordon Brown.
Algunos diputados limpios de la mencionada práctica irregular, citados por el diario Daily Mail, consideraron que tras el escándalo pagarían justos por pecadores, en especial, en los comicios municipales del próximo 4 de junio.
La posición precaria de los laboristas en los sondeos se agravó y ahora apenas llegan a 23 por ciento de las intenciones de voto, frente a casi 39 de la oposición conservadora, cuyos legisladores se vieron implicados por igual en el esquema de abuso de gastos estatales.
Brown también incurrió en la utilización del dinero de los contribuyentes para beneficios personales, pero ahora demanda una purga de aquellos que estuvieron involucrados en el llamado sistema de segundos apartamentos y propone invalidarlos para futuros comicios.
La ética del Primer Ministro lo obligó de cierta forma a empujar a la renuncia al máximo coordinador (speaker) de la Cámara de los Comunes, Michael Martin, un ex dirigente sindical laborista de 63 años que fungía en ese cargo desde 2000.
Daily Mail señaló que antes de la renuncia del pasado martes, varios ministros presionaron a Brown para que lograra convencer a Martin sobre la necesidad de dimitir, cosa que sólo hará el 21 de junio próximo, según él, para conservar la unidad parlamentaria.
La salida del dirigente laborista en pleno ejercicio de su puesto será la primera desde que en 1695 Sir John Trevor renunció, tras recibir dinero para facilitar la aprobación de una ley.
El Speaker se convirtió en la víctima de más rango del escándalo que tocó los cimientos del ancestral sistema político británico, en medio de una situación económica muy negativa.
Precisamente, la coyuntura desfavorable causada por la crisis global y el escándalo político, parecen impulsar al líder conservador David Cameron a demandar elecciones generales anticipadas, en lugar de realizarlas a mediados de 2010.
El laborismo, por su lado, intenta evitar una contienda adelantada en las urnas en espera de una mejoría económica que pueda emplear para presentar un panorama más positivo de su gestión al frente del ejecutivo y con ello aumentar sus posibilidades de retener el poder.
De cualquier forma, la ética de Brown parece definitivamente dañada tras las revelaciones de las irregularidades cometidas por todos los grandes partidos del Reino Unido (laboristas, conservadores y liberal-demócratas).
Algunos medios de prensa estiman que los beneficiados con el escándalo parecen ser las pequeñas agrupaciones políticas como Los Verdes, el euroescéptico UK Independence Party o el ultraderechista British National Party que agrega racismo y xenofobia a su ideología.
El rotativo Daily Telegraph reveló que el servicio Scotland Yard no iniciará ninguna investigación contra ese medio de prensa por revelar detalles de los gastos personales de ministros y diputados al no contener éstos ninguna información de seguridad nacional.
Un aspecto curioso manejado por Daily Telegraph es que un informe policial sobre los detalles de las violaciones debía conocerse en este mismo verano.
Claro, Daily Telegraph adelanta que ninguna información sobre direcciones específicas y otros datos aparecerán en el documento de Scotland Yard.
De cualquier forma, resulta muy difícil restaurar a corto plazo la credibilidad del Parlamento, cuyos 646 miembros deberán elegir a un nuevo spe aker el lunes 22 de junio venidero en busca de dejar atrás la imagen deñada de la ética del político británico.
Algunos diputados limpios de la mencionada práctica irregular, citados por el diario Daily Mail, consideraron que tras el escándalo pagarían justos por pecadores, en especial, en los comicios municipales del próximo 4 de junio.
La posición precaria de los laboristas en los sondeos se agravó y ahora apenas llegan a 23 por ciento de las intenciones de voto, frente a casi 39 de la oposición conservadora, cuyos legisladores se vieron implicados por igual en el esquema de abuso de gastos estatales.
Brown también incurrió en la utilización del dinero de los contribuyentes para beneficios personales, pero ahora demanda una purga de aquellos que estuvieron involucrados en el llamado sistema de segundos apartamentos y propone invalidarlos para futuros comicios.
La ética del Primer Ministro lo obligó de cierta forma a empujar a la renuncia al máximo coordinador (speaker) de la Cámara de los Comunes, Michael Martin, un ex dirigente sindical laborista de 63 años que fungía en ese cargo desde 2000.
Daily Mail señaló que antes de la renuncia del pasado martes, varios ministros presionaron a Brown para que lograra convencer a Martin sobre la necesidad de dimitir, cosa que sólo hará el 21 de junio próximo, según él, para conservar la unidad parlamentaria.
La salida del dirigente laborista en pleno ejercicio de su puesto será la primera desde que en 1695 Sir John Trevor renunció, tras recibir dinero para facilitar la aprobación de una ley.
El Speaker se convirtió en la víctima de más rango del escándalo que tocó los cimientos del ancestral sistema político británico, en medio de una situación económica muy negativa.
Precisamente, la coyuntura desfavorable causada por la crisis global y el escándalo político, parecen impulsar al líder conservador David Cameron a demandar elecciones generales anticipadas, en lugar de realizarlas a mediados de 2010.
El laborismo, por su lado, intenta evitar una contienda adelantada en las urnas en espera de una mejoría económica que pueda emplear para presentar un panorama más positivo de su gestión al frente del ejecutivo y con ello aumentar sus posibilidades de retener el poder.
De cualquier forma, la ética de Brown parece definitivamente dañada tras las revelaciones de las irregularidades cometidas por todos los grandes partidos del Reino Unido (laboristas, conservadores y liberal-demócratas).
Algunos medios de prensa estiman que los beneficiados con el escándalo parecen ser las pequeñas agrupaciones políticas como Los Verdes, el euroescéptico UK Independence Party o el ultraderechista British National Party que agrega racismo y xenofobia a su ideología.
El rotativo Daily Telegraph reveló que el servicio Scotland Yard no iniciará ninguna investigación contra ese medio de prensa por revelar detalles de los gastos personales de ministros y diputados al no contener éstos ninguna información de seguridad nacional.
Un aspecto curioso manejado por Daily Telegraph es que un informe policial sobre los detalles de las violaciones debía conocerse en este mismo verano.
Claro, Daily Telegraph adelanta que ninguna información sobre direcciones específicas y otros datos aparecerán en el documento de Scotland Yard.
De cualquier forma, resulta muy difícil restaurar a corto plazo la credibilidad del Parlamento, cuyos 646 miembros deberán elegir a un nuevo spe aker el lunes 22 de junio venidero en busca de dejar atrás la imagen deñada de la ética del político británico.
PL
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