jueves, 30 de abril de 2009

Primero de Mayo: entre la influenza y la crisis


Los crecientes niveles de desempleo y la grave situación de la economía mundial se convierten en los principales móviles de los trabajadores para salir a las calles este primero de mayo, el Día Internacional del Trabajo.
En España, por ejemplo, los sindicatos convocaron a manifestaciones, "para reclamar un cambio en el patrón del modelo productivo, reactivar la economía y crear más y mejor empleo". La nación ibérica alberga hoy cuatro millones de parados y un millón de familias con todos sus miembros en desempleo.
Mientras, en Grecia, Alemania y Francia se ven 'pintadas' llamando al 1 de Mayo, reporta IPS en un despacho que tituló Trabajadores al borde de la paciencia.
Ese día se esperan pronunciamientos contra las medidas de reajuste que afectan a los sectores de bajos ingresos y contra los rescates millonarios a los bancos, a quienes muchos consideran los responsables de la crisis, por sus préstamos inseguros.
"Haremos una crítica a quienes despiden arbitrariamente, a los que se aprovechan de la crisis y pediremos al Gobierno adoptar medidas para proteger los puestos laborales con más empleos, invirtiendo, de tal forma de que los que quedan desempleados tengan un seguro de cesantía que valga la pena", dijeron líderes sindicales chilenos.
Una situación similar presentan casi todas las naciones. El desempleo en Colombia llegó a 12,9% en los primeros tres meses de 2009, cuando 2.471.000 personas han perdido sus puestos, informó este jueves el estatal Departamento Nacional de Estadística (DANE).
Y las predicciones en el tema no son nada halagüeñas: la Organización Internacional del Trabajo, advierte en las Tendencias para el 2009, que unos 200 millones de personas, en especial en las economías en desarrollo, podrían pasar a integrar las filas de la pobreza extrema.
Aunque para dicha organización las repercusiones sociales y políticas de una crisis profunda y prolongada son difíciles de evaluar, "se espera que ciertos grupos de trabajadores – los jóvenes, los trabajadores no calificados y los migrantes – sean los más afectados".
A eso se suma la más reciente crisis global: la pandemia de influenza, que ahora también es utilizada para intentar frenar las grandes concentraciones de personas por miedo al contagio. Pero la marcha va, dicen los sindicalistas, pese al riesgo.

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