El Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial se han reunido este fin de semana en Washington para conciliar estrategias de cara a la crisis económica, que dijeron portavoces, se ha transformado en "una calamidad humana y para el desarrollo". Ambas instituciones coincidieron en reconocer que la actual situación golpea con mayor dureza a los países más pobres. "La crisis ya ha arrastrado a la pobreza extrema a más de 50 millones de personas, sobre todo mujeres y niños", señaló el texto final. Mientras, los directivos acuñaron lo que ya sabemos desde hace tiempo: será imposible cumplir los Objetivos del Milenio fijados para el 2015. Aún no se han difundido las medidas y convergencias derivadas de la reunión, pero nada indica que cambie el carácater prestamista y usurero de ambas organizaciones. Mucho menos, que al fin se realice la reforma financiera que la comunidad internacional viene solicitando. Una cosa es reconocer la pobreza, innegable y a la vista; la otra, es hacerse el harakiri. La tabla de salvación, como decía el Secretario del tesoro norteamericano Timothy Geithner recientemente, difícilmente sea para todos.
domingo, 26 de abril de 2009
¿La Tabla de salvación?
El Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial se han reunido este fin de semana en Washington para conciliar estrategias de cara a la crisis económica, que dijeron portavoces, se ha transformado en "una calamidad humana y para el desarrollo". Ambas instituciones coincidieron en reconocer que la actual situación golpea con mayor dureza a los países más pobres. "La crisis ya ha arrastrado a la pobreza extrema a más de 50 millones de personas, sobre todo mujeres y niños", señaló el texto final. Mientras, los directivos acuñaron lo que ya sabemos desde hace tiempo: será imposible cumplir los Objetivos del Milenio fijados para el 2015. Aún no se han difundido las medidas y convergencias derivadas de la reunión, pero nada indica que cambie el carácater prestamista y usurero de ambas organizaciones. Mucho menos, que al fin se realice la reforma financiera que la comunidad internacional viene solicitando. Una cosa es reconocer la pobreza, innegable y a la vista; la otra, es hacerse el harakiri. La tabla de salvación, como decía el Secretario del tesoro norteamericano Timothy Geithner recientemente, difícilmente sea para todos.
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