Por Marco Rascón
Ahora, un estornudo es una agonía; un beso, un terror. Poco duró aquí el gusto del récord Guinness de gente besándose. Es probable que el pasado 14 de fébrero en el Zócalo sea considerado por las autoridades como el responsable de este brote de influenza. La derecha universal, asentada en todos los gobiernos y partidos, estará feliz en lo que seguramente desde los púlpitos de la manipulación ideológica, política y religiosa será considerado castigo divino. Toda la fiebre amorosa de la primavera ha sido reprimida y convertida en un gran ambulatorio hospitalario de peste y tapabocas.
› Seguir leyendo...
No hay comentarios:
Publicar un comentario