Isaac Rosa
La humanidad asiste a sus últimos días, ya podemos ir despidiéndonos. Los últimos humanos que conseguimos sobrevivir a la gripe aviar (que devastó medio planeta años atrás), a las vacas locas (que diezmó la población europea hace una década) y al efecto dos mil (que extendió el caos en occidente), vemos cómo la gripe porcina puede ser el tiro de gracia final, a la espera del meteorito que siempre está a punto de chocar contra la tierra.
Tal vez tenga que tragarme mis palabras, pero me da que dentro de un mes ya nadie hablará de la pandemia. Mientras tanto, tendremos varias semanas de noticias alarmistas, hipocondrías, anuncios gubernamentales, controles aeroportuarios, fotogénicas mascarillas, abstinencia de carne de cerdo, y anécdotas de todo pelaje.
Supongo que habrá motivos para activar las alertas sanitarias y tomar medidas preventivas. Pero me mosquea la gestión informativa que las autoridades hacen en estos casos, que extienden la alarma en una población siempre a la espera de la tercera guerra mundial.
El día que se desató la alarma coincidió con el día mundial contra la malaria, que cada año mata a cientos de miles sin necesidad de mutaciones víricas. Por no hablar de las sencillas gastroenteritis que matan niños a puñados. Eso sí, ayer subían en bolsa las farmacéuticas. Por ahí deberíamos empezar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario