La expo Un minuto de silencio, con obras de una treintena de artistas cubanos, fue inaugurada este viernes en la Casa Guayasamín de La Habana Vieja.
La muestra es un diálogo y una invitación a repensar la sociedad, desde la mirada personal de cada uno de estos creadores. El motivo curatorial: un tema que cada uno de ellos considerara sagrado. Así van apareciendo el amor, el sexo, los huracanes, objetos domésticos, nubes agoreras, los medios... la vida, en una sobria paleta, otra exigencia de la curaduría.
Por eso sorprende ver a reconocidas firmas, ahora contenidas y alejadas de sus habituales tonos.
Pero no nos dejemos confundir. "No se trata de una muestra sobre el pesimismo", había dicho en días recientes Maykel Herrera, principal impulsor del proyecto. Y yo también lo creo; con las múltiples sugerencias, alusiones y metáforas visuales, "Un minuto de silencio" es una celebración de los sentidos, una fiesta reflexiva, donde cada uno de nosotros puede sumar su íntimo homenaje a esos temas sagrados... por los que vale la pena darlo todo.
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