Dije hace varios días que la suerte de Mubarak estaba echada y ni siquiera Obama podía salvarlo.
El mundo conoce lo que sucede en el Medio Oriente. Las noticias circulan a velocidad pasmosa. Apenas alcanza el tiempo a los políticos para leer los despachos que van llegando hora por hora. Todos están conscientes de la importancia de lo que allí ocurre.
Tras 18 días de duro batallar, el pueblo egipcio logró un importante objetivo: derrocar al principal aliado de Estados Unidos en el seno de los países árabes. Mubarak oprimía y saqueaba a su propio pueblo,era enemigo de los palestinos y cómplice de Israel, la sexta potencia nuclear del planeta, asociada al grupo belicoso de la OTAN.
Las Fuerzas Armadas de Egipto, bajo la dirección de Gamal Abdel Nasser, habían lanzado por la borda a un Rey sumiso y creado la República que, con el apoyo de la URSS, defendió su Patria de la invasión franco-británica e israelita en 1956, y preservó la posesión del Canal de Suez y la independencia de su milenaria nación. SEGUIR LEYENDO
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