martes, 12 de abril de 2011

De la conquista del Cosmos, a los malversadores de sueños

Por Daynet Rodríguez Sotomayor

Esta mañana, de camino a Cubasi, venía pensando en la conquista del Cosmos, en lo tremendamente épico que fue el primer viaje alrededor de la Tierra, hace exactamente 50 años. Les juro que era un texto lindo: en mi mente sonaba la voz de Yuri Gagarin hablando de un "planeta azul". Sus ojos extasiados, contemplando la inmensidad a sus pies, los contornos de cada continente... eran mis ojos. Y sus 108 minutos de vuelo a lo desconocido; mi vuelo. Regresaba a mi niñez: cuando tenía ocho o nueve años quise ser cosmonauta, como la mayoría de los niños cubanos, y me aprendí de memoria el nombre de las constelaciones, como si solo eso bastara para viajar. Y en mis libros Gagarin era uno de mis héroes predilectos.
En mi relato imaginario poco importaban los pequeños errores de la misión, que aterrizara en Saratov y no en Stalingrado (hoy Volgogrado), o que al reingresar a la atmósfera fallara una conexión eléctrica, detalles revelados recientemente. Lo verdaderamente importante era la hazaña, y el shock que significó para Estados Unidos, cuando la geopolítica de entonces era la Guerra Fría.
Incluso, me las ingeniaba para llevar al lector hasta la actualidad. Si Gagarin volara por estos días, ¿tendría las mismas palabras de arrobamiento? Con tantos gases tóxicos, efecto de invernadero, movimientos telúricos, con tsunamis que nos recuerdan nuestra propia pequeñez ante la infalible naturaleza, qué diría el cosmonauta. ¿El planeta sería, nuevamente, azul?
Todo eso venía hilvanando, en medio de mi viaje, en un botero. Y cuando lo tenía casi listo, consciente de que al sentarme después iba a ser implacable con cada letra, el chofer me sacó del letargo: NO TENGO VUELTO. Caí con toda la fuerza de un vuelo sideral en una escena que se repite con más frecuencia de la que quisiéramos. Esta mañana, no solo intentaban robarse mi dinero, sino también mi sueño. De un golpe se desvanecieron Yuri Gagarin y todas las estrellas. No todos los choferes son así, los he visto llevar a viejitas, gratis, o a una señora en muletas hasta la puerta de su casa, aunque signifique perjuicio en tiempo, dinero y gasolina. Pero algunos, como el de hoy, nos regalan un comienzo de día medio torcido. ¿Cuántas veces no hemos sufrido con estos malversadores de sueños? La vida y lo hermoso, lo AZUL, pueden alcanzarse en una épica hazaña... y marchitarse también en pequeños instantes.

3 comentarios:

  1. y entonces aterrizaste en nuestro planeta de cada día...
    te quedó bueno
    siempre podremos tocar las estrellas, pero para eso no podemos parar de soñar
    la sugerencia del día es: nunca te montes en un almendrón si no tienes el dinero exacto o corres el riesgo de ser estafada

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  2. Jajaja, sí, muy buena tu sugerencia!!!!

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  3. desde la ventanilla de unos ojos sagaces se pueden ver las estrellas, no importa donde se viaje, aunque el piloto de la "nave-botera" sea ciego. no dejes de escribir.

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