Aznar está muy molesto con el ataque a Libia. No, no es que sienta pesar por los bombardeos, ni por las víctimas civiles, ni siquiera está demasiado preocupado por el destino de su "amigo" Gadaffi. O quizás sí, después de todo él fue el primer líder occidental que lo visitó luego del levantamiento de las sanciones de la ONU, y el Coronel daba buenos regalitos: como un caballo pura sangre, por ejemplo. Pero la molestia de Aznar va por otro lado. Entiende que la libertad y las violaciones de los DDHH están primero y por eso apoyó la guerra contra Irak... y ahora acepta los vuelos de la OTAN. Pero lo que sí no entiende es que se haya atacado Libia y no Cuba. ¿Cómo es posible? "No vale jugar a una cosa en Libia y a otra en Cuba”, dijo como si le hubieran pasado gato por liebre. Después de las vacaciones conspirativas en República Dominicana, con Bush y Uribe, seguro pensó que la hora estaba cerca. Más cuando Cuba es una de sus grandes obsesiones... y frustraciones, porque aquí nadie se ha levantado salvo para seguir su vida normalmente. Pero ya que se molesta en pregonar su idea de la libertad universal, ¿por qué no nos dice cómo la conjugamos para los yemeníes, los sauditas, los palestinos...?
Sería muy bueno que Aznar viniera en persona a liberarnos a Cuba. Todos sabemos de su valor personal (tirarse fotos teniendo esa cara es de valientes). Puedo asegurar que lo recibiríamos como se merece. ¡Me apena mucho por los españoles que carguen con la vergüenza de que este señor los haya gobernado!
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