Por Daynet Rodríguez Sotomayor
Países de Suramérica, Asia, África y el Caribe, o lo que es lo mismo, una buena parte de los pueblos de este mundo, pidieron este jueves a la Organización de las Naciones Unidas el cese al fuego contra Libia. En carta enviada al recien asumido presidente de turno del Consejo de Seguridad, varios embajadores exigieron el "cese inmediato al fuego y una solución pacífica y sostenible, en la búsqueda de poner fin al sufrimiento del pueblo libio".
Tras dos semanas de Odisea al amanecer, una farsa humanitaria que ha dejado sobre Libia más 200 misiles Tomahawk, cientos de víctimas civiles y más de 350 mil desplazados, ¿escuchará la ONU finalmente a la comunidad internacional y parará la invasión? Si la mayoría de la Asamblea General, el órgano verdaderamente democrático y representativo, se hace eco del reclamo de NO MAS GUERRA, ¿el Consejo de Seguridad respetará el mandato original que le fue dado y derogará la resolución 1973? Difícil, casi imposible. La ONU, secuestrada como está, ya no tiene remedio. Pero quiero pensar que Libia puede ser un buen comienzo para que el mundo haga realidad un viejo reclamo: rescatar a la organización multilateral, de una vez y por todas, de las garras imperiales. Sobre todo cuando Siria, está en la lista de espera...
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