Por Daynet Rodríguez Sotomayor
¿Qué y quiénes son lo "marginal en Cuba?, es la pregunta que se me quedó rondando luego de ver un espacio de la revista matutina de TV que intentó tratar el tema, con las premuras que siempre exige el tiempo televisivo. Desde el estudio, el antropólogo Pablo Rodríguez aportó una rápida y básica definición para el programa: "es todo aquello al margen de los centros de poder, del modelo social dominante", y luego abundó en otros detalles. Pero para ilustrarlo, antes se había presentado un vox populi, realizado en el barrio capitalino de El Canal, donde algunos de los entrevistados claramente identificaban el asunto con la delincuencia y otras actitudes antisociales. Una anciana decía, como si ella fuera la excepción de una regla: "yo hace 70 años que vivo aquí y nunca he tenido problemas con nadie". Y eso era lo que me molestaba.
Aunque habitualmente se ha hecho coincidir la marginalidad con la periferia física, ¿por qué ir a buscar lo marginal en un barrio donde las condiciones de vida pueden no ser las mejores? Lo marginal tiene, por supuesto, una dimensión económica, pero en mi opinión es, ante todo, un fenómeno cultural. ¿Acaso no es en esos sitios "periféricos" donde muchas veces se producen fenómenos culturales que se convierten en dominantes? ¿Se podría llamar marginal a un barrio como Cayo Hueso, donde han nacido géneros musicales que luego han marcado la identidad nacional? Y lo más importante: ¿dónde está el centro? ¿dónde tenemos los ojos? Marginales son las conductas antisociales, sí, pero que tienen lugar en cualquier habitats, porque la periferia no es física sino cultural.¿Qué y quiénes son lo "marginal en Cuba?, es la pregunta que se me quedó rondando luego de ver un espacio de la revista matutina de TV que intentó tratar el tema, con las premuras que siempre exige el tiempo televisivo. Desde el estudio, el antropólogo Pablo Rodríguez aportó una rápida y básica definición para el programa: "es todo aquello al margen de los centros de poder, del modelo social dominante", y luego abundó en otros detalles. Pero para ilustrarlo, antes se había presentado un vox populi, realizado en el barrio capitalino de El Canal, donde algunos de los entrevistados claramente identificaban el asunto con la delincuencia y otras actitudes antisociales. Una anciana decía, como si ella fuera la excepción de una regla: "yo hace 70 años que vivo aquí y nunca he tenido problemas con nadie". Y eso era lo que me molestaba.
Un amigo me apuntaba con lucidez un apecto/otro del asunto: en una sociedad capitalista, los marginales serían los comunistas, que constituyen la minoría. Siguiendo esta lógica y desde una perspectiva europea y estadounidense, América Latina sería una zona tradicionalmente marginal, de culturas en resistencia.
Cuando el programa de tv buscaba hoy los marginales en el habanero Canal, caía en el mismo estereotipo de quienes apuntan que Cuba es un gran barrio marginal, porque abundan los problemas de vivienda. Si es así, el 95 por ciento de los cubanos somos marginales, que vivimos en esos barrios periféricos. Pero quienes siguen esa lógica, han puesto las cosas de revés: en Cuba el modelo social dominante es el de la clase obrera. Cuba es un gran barrio marginal, sí, pero no por la pobreza material, sino porque seguimos siendo un modelo alternativo al sistema de dominación universal y cultural, el capitalismo. Pero aquí dentro, los marginales son aquellos pocos que han acumulado alguna riqueza pero no tienen en sus manos, ni lo tendrán, los medios de producción. Marginales son los mercenarios cubanos, no porque sean minoría -que lo son- sino porque representan una aspiración importada y de minorías para el resto de sus coterráneos. Marginales son las Damas de Blanco y otros grupúsculos, que tienen garantizado el bienestar ecónomico gracias a la paga que reciben de una potencia extranjera, pero viven de espaldas a un proyecto social que prioriza otros valores: la ética, la solidaridad, el humanismo.., el proyecto que decidimos darnos soberanamente la mayoría de los cubanos.
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