Reflexiones de Fidel: El mejor homenaje a la madre de un héroe
No es posible depositar sobre su féretro una flor sin denunciar, una vez más, el repugnante cinismo del imperio.
A ello se une otra noticia atroz escuchada esa misma tarde: la firma oficial del acuerdo en virtud del cual Estados Unidos impone siete bases militares en el corazón de Nuestra América, con las que amenaza no solo a Venezuela, sino a todos los pueblos del Centro y el Sur de nuestro hemisferio. No se trata de un acto del gobierno de Bush; es Barack Obama quien suscribe ese acuerdo, violando normas legales, constitucionales y éticas, cuando todavía los frutos de la funesta base militar yanki de Palmerola, en Honduras, se exhiben ante el mundo. El golpe militar en ese país centroamericano se llevó a cabo bajo la actual administración.
Nunca se trató con mayor desprecio a los pueblos latinoamericanos de este hemisferio.
Un país como Cuba conoce muy bien que después que Estados Unidos impone una de sus bases militares, se marcha si lo desea, o permanece por la fuerza como ha hecho con Guantánamo desde hace más de cien años. Allí erigió el odioso centro de torturas cuyas mazmorras, con numerosos presos, nuestro flamante Premio Nobel no ha podido todavía eliminar. La devolución de Manta en Ecuador fue seguida de inmediato por la oficialización de las siete bases militares impuestas al pueblo de Colombia. Como pretexto se utilizó la lucha contra el comercio de drogas que, como el terrible flagelo del paramilitarismo, surgió del gigantesco mercado norteamericano de cocaína y otras drogas. Las bases militares yankis en América Latina surgieron mucho antes que las drogas, con fines intervencionistas... › Leer Más
miércoles, 4 de noviembre de 2009
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