En el estado de Nueva Jersey la elección era reñida entre  demócratas y republicanos, mientras que en Nueva York el independiente Bloomberg  obtenía un tercer mandato. De algún modo, las elecciones locales fueron un test  para Obama. 
Barack Obama tuvo ayer el primer test electoral de su gestión  y, según los datos disponibles al cierre de esta edición, el sabor que dejaron  las urnas para la administración demócrata fue semiamargo. El calendario marcó  cuatro elecciones principales: dos para gobernadores, una por una vacante en la  Cámara de Representantes y otra para elegir alcalde de la ciudad de Nueva York.  Para este último caso, el actual gobernante, el independiente Michael Bloomberg,  obtenía una victoria casi segura y así un tercer mandato. En el estado de  Virginia, los republicanos se alzaron con la victoria. Todas las encuestas  habían precisado que el republicano Bob McDonnell derrotaría a su rival  demócrata Creigh Deeds por casi 20 puntos de ventaja: 59 por ciento de intención  de voto contra 40 por ciento para el hombre de Obama. Finalmente, las primeras  proyecciones con más del 50 por ciento de los votos escrutados señalaban que el  republicano aplastaba al demócrata con un 63 por ciento de los votos frente a un  37 por ciento de su rival. En Virginia, los republicanos no ganaban hacía ocho  años. “McDonnell es muy conservador, por lo que Virginia no sólo va a girar a la  derecha, sino muy a la derecha”, sentenció el analista John Portman, de la  Universidad de Virginia.
La elección para gobernador de Nueva Jersey, por el contrario, se definía  ayer en un cabeza a cabeza y era la esperanza de Obama: según los últimos  sondeos, el actual gobernador demócrata Jon Corzine llegó a las urnas tan sólo  un punto por debajo de su contrincante republicano Chris Christie –43 por ciento  contra 42 a favor del republicano– y los principales medios de Estados Unidos  señalaban que las autoridades de Nueva Jersey contarían sufragios hasta la  madrugada de hoy.
“Si los republicanos ganan en ambos estados tratarán de crear dudas sobre la  fortaleza política de Obama”, estimó Thomas Schwartz, analista político de la  Universidad Vanderbilt, en Tennessee.
Es que, a pesar de que una encuesta realizada por The Washington Post la  semana pasada reveló que, al menos en Virginia, el 70 por ciento de los votantes  veía las elecciones como algo local, los republicanos apostaron fuerte por  nacionalizar las elecciones y convertirlas en un plebiscito sobre la gestión  presidencial. Las de ayer fueron no sólo las primeras elecciones de la era  Obama, sino las últimas antes de las legislativas de mitad de mandato previstas  para el año que viene.
Bajo ese clima, Obama hizo campaña personalmente a favor de los candidatos  demócratas en ambos estados y su imagen apareció en afiches electorales por  todas las calles de Nueva Jersey y Virginia. A su vez, el mandatario instó al  Comité Nacional Demócrata y a la agrupación Organizing for America, que lo ayudó  a llegar al poder, a que hicieran todo por movilizar votantes para las  elecciones de ayer.
La estrategia no rindió sus frutos en Virginia. Resta ver los números finales  para gobernador en Nueva Jersey y para un representante en Nueva York. “Una  victoria republicana en el feudo demócrata de Nueva Jersey provocaría ondas  expansivas a través del país que se sentirían frente a las puertas de la Casa  Blanca”, señalaba ayer el blog republicano redstate.com.
Además de las dos elecciones para gobernador, ayer también se definía la  alcaldía de la ciudad de Manhattan y un asiento para la Cámara de Representantes  por el estado de Nueva York. En el primer caso, nadie dudaba de que el actual  gobernante, Michael Bloomberg, seguiría al frente de la Gran Manzana. En el  segundo caso, los pronósticos tampoco parecían favorables para Obama: según los  últimos sondeos, Doug Hoffman, un conservador de línea dura apoyado por los  republicanos, aventajaba al demócrata Bill Owens con un 41 por ciento de  intención de voto contra un 36 por ciento del candidato respaldado por el  partido del presidente. Sin embargo, restaba ver qué efecto tendría el hecho de  que la candidata republicana moderada, Dede Scozzafava, se hubiese retirado de  la contienda expresando su apoyo al demócrata Owens.
“Estas son elecciones locales. Hay mucho camino que recorrer entre ahora y  noviembre próximo”, intentó minimizar David Plouffe, asesor de campaña del  propio Obama.
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