viernes, 10 de junio de 2011
Sexo, Twitter y escándalo en el Capitolio
Anthony Weiner, el congresista envuelto en el escándalo sexual de Twitter, se enfrentó ayer a una creciente presión por parte de sus correligionarios demócratas para que renuncie. Mientras tanto, la imagen más lasciva suya entraba en Internet, mostrándolo mientras intentaba exponer sus partes íntimas, excitadas y no disimuladas. Al mismo tiempo una nueva y patética dimensión emergió con la noticia de que Huma Abedin, la mujer de Weiner desde hace sólo un año y cercana asistente de la secretaria de Estado Hillary Clinton, está en las primeras etapas de embarazo.
Ni un solo demócrata importante musitó una palabra en apoyo del congresista desde que se reveló el escándalo la semana pasada. En cambio, dos ex presidentes del Comité Nacional del partido, así como su influyente colega, Allyson Schwartz, a cargo de reclutar candidatos demócratas, le han pedido que renuncie.
Harry Reid, el líder de la mayoría en el Senado y el demócrata más poderoso en el Capitolio, abandonó a Weiner, y Nancy Pelosi, líder del partido en la Cámara, pidió una investigación a gran escala sobre la ética para comprobar si sus virtuales relaciones con seis mujeres rompían las reglas del Congreso. Por ejemplo, si usó el correo electrónico del gobierno para algunas de sus comunicaciones picantes.
Aun si no renuncia, la carrera de Weiner pende de un hilo. Crece la especulación de que su banca de Brooklyn podría desaparecer en la próxima elección, una de las dos que debe perder el estado de Nueva York como resultado del censo de 2010.
Sus esperanzas de suceder a Michael Bloomberg como alcalde de Nueva York también están en ruinas. En otro célebre giro del affaire, el actor Alec Baldwin insinuó que se puede postular. Pero como apuntó Baldwin ayer, nuevamente en Twitter: “Es un largo camino hasta noviembre de 2013”.
Pero Weiner parece determinado a no ceder, reiterando ayer que no planea renunciar, insistiendo en que no ha violado ninguna ley. También ayuda que la Cámara no está sesionando. Pero una relación cercana lo definió como “conflictuado”, y es tal el enojo dentro de su propio partido que la presión puede resultar insostenible.
Por un lado, mientras la habilidad y la disposición del congresista para entrar al ruedo con los republicanos es admirada y apreciada por sus colegas, parece tener pocos amigos.
En términos políticos, los líderes están furiosos por cómo el escándalo domina los titulares hasta excluir virtualmente todo lo demás, en el preciso momento en que parecía tener a los republicanos contra las cuerdas sobre las propuestas controversiales de estos últimos para reformar Medicare.
Pero alimentando esos titulares está la especulación sobre el futuro de su matrimonio. The New York Times informó por primera vez que su mujer, Huma Abedin, estaba embarazada, el miércoles a la tarde, mientras ella estaba afuera del país, acompañando a Clinton en una gira por cuatro países de Africa.
Aun antes de eso, Abedin, hija de un padre indio y una madre paquistaní, había atraído una enorme atención de los medios como la última humillada mujer política de Washington, exótica, bien conectada y misteriosa.
Weiner insiste en que la pareja permanecerá junta, pero Abedin estuvo notablemente ausente cuando su marido confesó en una conferencia de prensa estilo circo en un hotel de Manhattan el lunes. Hasta el momento no ha hecho ningún comentario público sobre el escándalo.
Rupert Cornwell/The Independent para Pagina 12
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