sábado, 6 de febrero de 2010

Una entrevista con Nadine Gordimer


Mylene Fernández Pintado

No es verdad que existe un tiempo para vivir y uno para escribir, dice Nadine Gordimer. Existen naciones, períodos históricos y situaciones políticas en los que la literatura hiere a quien la hace y quien la lee.

Nacida en Sudáfrica (Springs, 1923) la escritora Premio Nobel de Literatura en 1991, es la voz femenina de lengua inglesa de la literatura sudafricana. En sus cuentos y novelas, caracterizados por un notable análisis y profundidad psicológicos y poblados de personajes inolvidables, ha expresado el ambiente sudafricano, a través de su mirada personal, describiendo conflictos humanos y tragedias sociales, dilemas morales y situaciones políticas.

Invitada de honor en esta edición de la Feria Internacional del libro, donde presenta su novela Un capricho de la naturaleza, publicada por la editorial Arte y Literatura, Nadine Gordimer, responde estas preguntas amable y puntualmente. Los encuentros que tendrán lugar en el marco de la feria, nos permitirán conocerla más de cerca y escuchar sus historias, que son las historias de su país, de su gente y de ella misma.

Escritas en tiempos diversos, sus páginas son un valioso testimonio espiritual para sus lectores. Nadine Gordimer es esperanza y faro de los narradores sudafricanos, de la nueva generación de escritores posapartheid, que usan formas de expresión diversas para contar los muchos rostros de Sudáfrica.

¿Qué significó para usted vivir en una sociedad ferozmente dividida durante tantos años?
La sociedad sudafricana no está ferozmente dividida en la Sudáfrica libre. Esto fue una realidad en la era del apartheid, pero a pesar de haber tenido los problemas típicos de países con conflictos históricos, los sudafricanos están cooperando para conseguir el total respeto a los derechos humanos acorde a nuestra Constitución.

¿Cuáles son los orígenes del apartheid?

Los orígenes del apartheid son los orígenes del colonialismo. Los occidentales vinieron a África buscando tener acceso y control de nuestros recursos naturales, invadir y explotar para su beneficio la tierra que pertenecía a los indígenas y usarlos como mano de obra sin otorgarles derechos ciudadanos. Esta negación de los derechos, desde el inicio de la presencia europea en 1652, continuó en Sudáfrica bajo diferentes regímenes hasta el apartheid —el régimen racista supremo— fue eliminada con la Lucha de liberación.
Así, las primeras elecciones con derecho al voto para todos, sin restricciones de raza o color tuvieron lugar en 1994.

Su obra goza de gran reconocimiento y aceptación tanto de la crítica, como del público en el mundo y ha sido galardonada con los más prestigiosos premios internacionales. ¿Cómo han sido acogidos sus libros en su país?

Durante el apartheid, tres de mis novelas fueron prohibidas, así como una recopilación de poesía de escritores negros, la cual reuní y edité. Ediciones de mis libros prohibidos fueron introducidas en contrabando y fueron muy bien recibidas por los sudafricanos, incluyendo a Nelson Mandela, a quien le hicieron llegar un ejemplar de la novela Burger’s Daughter en la prisión Robben Island. Mi trabajo posterior ha sido y es extensamente leído en mi país y se me han otorgado varios premios literarios.

¿Cómo es la sociedad sudafricana luego de la victoria del Congreso Nacional Africano (ANC, por sus siglas en inglés)?

Soy miembro del Congreso Nacional Africano y apoyé activamente el movimiento de liberación cuando estaba prohibido. Estoy preocupada por el actual peligro de disensión y una posible separación en la alianza con el Partido Comunista Sudafricano y otros importantes aliados —nuestro gobierno de unidad—; pero creo que si pudimos superar el apartheid, superaremos nuestros problemas, los cuales están vinculados a la recesión económica mundial.

¿Qué se escribe en Sudáfrica en estos momentos?

Existen muchos escritores nuevos e innovadores; pero demasiado pocos periódicos y revistas donde publicar sus trabajos. Algunas pequeñas y atrevidas editoras publican libros de estos escritores, y algunas veces algún que otro trabajo individual se traduce e imprime en otros países. Yo diría que escribir para el teatro —obras— es últimamente la forma más común. Tenemos algunos excelentes guionistas y actores, hombres y mujeres que les dan vida en nuestros teatros. Podría mencionar a John Kani, Zakes Mda, Monde Mayephu, Paul Grootboom, James Ngoba, sucesores todos de uno de los fundadores de nuestro teatro contemporáneo que trata nuestra realidad, Athol Fugard. Entre los novelistas —que tienden a escribir más sobre el pasado del apartheid que sobre el presente— está el recién llegado y talentoso Thando Mgqolozana, con su novela A Man Who Is Not A Man. Entre la generación más vieja, Achmat Dangor y André Brink.

Usted es considerada la principal representante de la actual literatura sudafricana y su abierta oposición al apartheid está presente en gran parte de su obra. ¿Se considera una escritora comprometida?
Mi oposición al apartheid pertenece al pasado. Después del apartheid continúo escribiendo como siempre lo he hecho, alimentándome de las situaciones humanas de las personas que me rodean en mi país, de las reacciones cambiantes y en desarrollo dentro de mí misma. Nunca he escrito “sobre” política; solo sobre las condiciones humanas, más allá del confinamiento de la identidad dado por la raza, el color o la clase.

¿Cuáles cree que son las causas del recrudecimiento de la xenofobia en estos momentos?

En Sudáfrica, la causa de la llamada xenofobia es dada por la pobreza de nuestra propia gente. Les molesta y hasta rechazan la avalancha de refugiados desesperados que provienen de los conflictos existentes en los territorios circundantes porque ellos representan una competencia para lo poco que poseen los pobres. Los refugiados compiten por los trabajos que nuestra gente necesita, por los espacios abarrotados en los asentamientos de chozas. Estos refugiados son negros, como nuestra propia gente, pero representan un peligro para las vidas de nuestros pobres, cuyas condiciones estamos tratando de mejorar. La reacción no es contra la raza o el color.

¿Qué opina sobre el hecho de que EE.UU. incluyó a Cuba en la lista de los países patrocinadores del terrorismo?

Desconocía que los EE.UU habían incluido a Cuba como uno de los patrocinadores del terrorismo. Pero sí tengo algo que repudiar: los EE.UU. tienen que levantar todo tipo de sanción y boicot contra Cuba, ya sea económica o de otra índole.

Entrevista (traducción de Iris Mutiz)
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Algunas de sus obras:
Lying days (1953)
A World of strangers (1958)
Ocasion for Loving (1963)
A guest of honour (1970) Ganador del James Tait Black Memorial Prize
The Conservationist (1974) ganador del Booker Prize y publicado en Cuba bajo el título El Conservador.
Burger’s daughter (1979)
July’s people (1981) premio Grizanne Cavour
A sport of nature (1987)
My Son’s story (1990)
The house gun (1998)
Le pickup (2001)
Get a Life (2005)
Libros de cuentos:
Face to face (1949)
Town and country lovers
Selected stories (1975)
No Place like: selected stories (1978)
A soldier’s embrace (1980)
Something out there (1984)
Jump: and other stories (1991)
Loot and other stories (2003) Además, libros de ensayos, algunos de los cuales refieren sus encuentros con autores como Joseph Rpth, Nagib Mahfuz, Gunter Grass y Kenzaburo Oe. En 1973, publica The Black interpreters, un texto sobre la literatura escrita por sudafricanos negros.
Tomado de La Jiribilla

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