martes, 13 de mayo de 2014
Museos abiertos: el desafío
Daynet Rodríguez Sotomayor
Porque son imprescindibles para la imaginación y el desarrollo intelectual; porque no tienen límites ni esquemas: lo mismo pueden albergar artículos raros, que objetos científicos, deportivos, personajes de cera...; porque son guardianes de la memoria colectiva; porque, en fin, en su interior invitan al asombro, al placer, al éxtasis del conocimiento, los Museos de todo el mundo deberían ser reverenciados cada día. Alguien me insiste siempre que un museo no es una simple sucesión de cosas, que tienen una dramaturgia y una propuesta de la historia. Que no es lo mismo, por ejemplo, el Museo del anticomunismo en Berlín y el de la Revolución en La Habana. Y esas diferencias, están muy claras. Pero a mi me preocupan también los salones vacíos, la ausencia de espectadores. Lo atribuyo a que son tiempos de andar apurado, de internet, de juegos electrónicos y otros "entretenimientos"; tiempos de precario presupuesto estatal o privado y de guerras que amenazan el patrimonio. Y en esas circunstancias, todos parecen tener el mismo desafío: sobrevivir y acrecentar sus conexiones con la sociedad. No figurar como simples depósitos, espacios distantes y encerrados en su propio laberinto. El 18 de mayo el mundo celebra el Día Internacional dedicado a esas instituciones, y en casi todos los países, abren gratis sus puertas al público. Una buena oportunidad para salir, metafóricamente, a la calle.
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