lunes, 26 de mayo de 2014

Hecho en Casa, o la imposibilidad de evadir el destino (+ FOTOS)

Daynet Rodríguez Sotomayor

Muchos probablemente lo sabían. Confieso que yo no. Después de ver su firma tantos años en Granma y Bohemia, de saberla un referente en el periodismo de investigación en Cuba, de leerla más cercanamente en nuestras páginas digitales de Cubasí, nunca imaginé que tras la Vladia Rubio periodista, se escondiera una artista con todas sus letras. Hasta hace muy poco, cuando decidió comenzar a publicar en las redes sociales las obras que había tenido guardadas o las más recientes. Y nació la idea de la exposición Hecho en Casa, que acaba de inaugurar en el Edificio Jerusalén del Centro de Negocios Miramar.

Ha sido todo como un torrente, pero era imposible seguir postergando, como bien apunta la curadora de la muestra Beatriz Gago, "el momento de asumir su propio destino". Y esta asunción, ha sido una de las más reveladoras e inspiradoras de los últimos tiempos. Porque en la obra de Vladia, en sus tintas, aguadas y cartulinas, sorprende gratamente el oficio de una pintora, pero en convivencia con una línea libre; una mano entrenada y al mismo tiempo, suelta. Hay, en sus obras, un habilidoso manejo del color: a pesar de utilizar solo tonalidades del blanco y negro, y una composición en la que se nota un horror al vacío (probablemente hijo de la inseguridad y la ansiedad de este renacimiento), no satura ni asfixia. El complemento de esa sensación es que sus mujercitas, esas que son el centro de su discurso, que se miran y nos miran desde el ámbito doméstico, no son personajes oprimidos, ni tristes, ni insatisfechos. Sí interrogan de opresiones y tristezas, pero parecen hablarnos desde el lado más bueno de la soledad, sin resentimientos, tan libres como esa línea que las dibuja. Es una dualidad rara y difícil de explicar: ahí en el momento menos creativo, colando café, poniendo un botón, o maldiciendo casi el precio de la cebolla, nadie puede ponernos frenos para volar. Y Vladia, como sus personajes, decidió levantar vuelo.

Más de una vez lo dijo en la inauguración de la muestra, rodeada de su familia y sus amigos: "no me hubiera perdonado jamás no haberlo intentado". Después de haberla visto tan feliz, tan realizada, tan inspiradora para otros que aún buscan el sentido de la vida, su "destino", la conclusión es casi unánime: nosotros tampoco se lo hubiéramos perdonado.

Fotos tomadas del Facebook de la pintora



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