Mostrando entradas con la etiqueta Premio Nobel de la Paz. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Premio Nobel de la Paz. Mostrar todas las entradas

jueves, 15 de mayo de 2014

Vergüenza ajena




Daynet Rodríguez Sotomayor


Acabo de leer un despacho noticioso que me ha dejado con la sensación de la vergüenza ajena. La nota, en cuestión, recoge las declaraciones de un diplomático noruego que afirma que la Casa Blanca reprendió a la diplomacia de ese país nórdico en 2009, cuando se enteró de que se le había concedido a Barack Obama el Premio Nobel de la Paz.

"El día más vergonzoso que pasé en la ONU, cuando era embajador de Noruega, fue cuando se anunció el Nobel para el presidente norteamericano Barack Obama. Nadie hablaba del tema", dice, imagino que atribulado, Morten Wetland, representante del país escandinavo en las Naciones Unidas entre 2008 y 2012.

"Mi colega en Washington recibió un rapapolvo del secretario general de Obama [Rahm Emmanuel en aquel momento] en el que se llegó a pronunciar la palabra 'fawning' ("adulación sumisa)", añadió según una información publicada por el periódico Dagens Naeringsliv.

Ya es historia más que conocida el desprestigio que cayó sobre el premio tras aquella decisión: entregarle el Nobel de la paz al jefe de un país tradicionalmente guerrerista y que en esos precisos instantes lideraba dos frentes bélicos: Irak y Afganistán. Obama, ni siquiera, llevaba un año en el gobierno.

En todo el mundo se sucedieron reacciones de sorpresa e indignación. Incluso, los que pensaron que el premio sería un estímulo para que Obama tomara el camino de la paz y una diplomacia más atenta a los problemas globales, a la vuelta de un quinquenio se han visto más que defraudados.

Pero si la concesión fue otra muestra del comportamiento lacayo de Europa, incapaz de marcar agenda propia, y que hoy por hoy es segundona de la política exterior norteamericana, las revelaciones del periódico noruego y los dichos de Rahm Emmanuel en particular la dejan ahora en una posición realmente indignante: ¿qué puede ser peor que tu propio amo señale tu adulación sumisa?.

Para quienes ahora mismo estén confundidos, a diferencia de las otras categorías del Nobel, el de la Paz lo decide el Comité Nobel Noruego y se entrega en Oslo, la capital de ese país escandinavo. Alguien podrá decir, incluso, que fue una decisión de interés netamente nacional, como por ejemplo forzar la visita de Obama; pero en este caso, cuando EE.UU. habló de sumisión, no estaba criticando la posición de un país en específico sino la actitud de todo un bloque. Un bloque aliado que al final puso en ridículo, con su inverosímil decisión, la imagen del "presidente de la esperanza".

viernes, 12 de octubre de 2012

Nobel de la Paz 2012: ¿premio a la represión?

Daynet Rodríguez Sotomayor

Con el anuncio público hoy del Premio Nobel de la Paz a la Unión Europea, el Comité sueco acaba de continuar una tradición triste y vergonzosa: la de escandalizar y asombrar al mundo con sus elecciones.
¿Cuál es el argumento? Supuestamente la Academia sueca quiere reconocer un proyecto de integración que ha contruibuido en su opinión a transformar un continente de guerra en una zona de paz, pero ha olvidado totalmente el contexto actual donde las calles y plazas europeas se han convertido en verdaderos campos de batalla ciudadana. Una zona que no es, hoy precisamente, de las más pacíficas del mundo.
Con los planes de recortes impuestos por más de un gobierno europeo, y los consiguientes reclamos de millones de parados, desahuciados de sus hogares y centros de trabajo, el año que casi concluye nos ha dejado bien grabadas en la retinas duras imágenes de cargas policiales y violenta represión, que tornan en una burla la concesión del Nobel.
¿Qué Paz puede haber en una zona donde salvo Alemania y Francia, la mayoría de los países no se salvan de la desaceleración económica y récords de desempleo? ¿De qué paz hablamos cuando no pasa una semana sin que miles se lancen a las calles en reclamo de sus derechos, cuando hay tanta Indignación? ¿Qué paz han respetado las porras, los gases lacrimógenos, las balas de goma y de plomo, y los chorros de agua? ¿Qué paz impulsa un bloque que alegremente se sumó a los asaltos a Libia, al apoyo a la subversión en Siria, que tiene en su historial la guerra de Irak, y hoy sigue formando parte de la coalición en Afganistán?
¿Será que el Nobel alude a la paz de los bancos, y los banqueros, y de esa minoría que a pesar de la crisis mantiene intacto su multimillonario patrimonio? ¿A la paz del euro, que la verdad no tiene respiro? ¿O la paz de la Merkel, los Rajoy, los ayer Zarkozy y hoy Hollande?
Tras aquella entrega al Barack Obama que sigue siendo el amo de las guerras, el Comité ha vuelto a errar, y a desprestigiarse. Y es vox populi.