viernes, 15 de abril de 2011

Silvio Rodríguez, a bordo del Playa Girón (+ FOTOS)


Navegando por el especial Girón: Una mirada desde la Cultura, preparado por el portal Cubarte, encontré estre las entrevistas una que le hice a los realizadores del documental Hombres sobre cubierta, que reedita la travesía de Silvio Rodríguez a bordo de la embarcación Playa Girón en 1969. Un viaje que inspirara la famosa canción del poeta, y que para los autores, fue una expedición a la Cuba de ayer y de hoy. Reproduzco el diálogo:

Silvio Rodríguez, a bordo del Playa Girón

Por Daynet Rodríguez Sotomayor

Fue una entrevista a seis manos. Vía e-mail, los jóvenes realizadores Alejandro Ramírez y Ernesto Pérez, respondieron este breve cuestionario para armar en complicidad con Cubasí, un dossier sobre el documental de Silvio Rodríguez que acaban de estrenar en La Habana. En Hombres sobre cubierta ambos entregan, sin demasiadas pretensiones formales, el retrato del poeta y del país y el “reencuentro de un ser con las fuentes primarias de su creación”. Mientras en la pantalla se reedita el viaje que el trovador realizara en 1969 a bordo del Playa Girón y se cuentan sus anécdotas de juventud y la Cuba de esos años pasados y recientes, una tiene la misma certeza de Alejandro y Ernesto cuando afirman: comprobamos que Silvio no es un mito, es el mismo que escuchamos en sus canciones.

¿Cómo surgió la idea del documental? ¿Por qué decidieron redescubrir particularmente ese momento en la vida de Silvio?


Alejandro: La idea del documental surgió una tarde, en una conversación común, Ernesto había oído hablar de que el barco Playa Girón sería desguazado y tras su comentario vino la idea medio en broma y medio en sueño de hacer un documental. En ese primer momento lo ideamos como un sueño, como algo casi imposible. Sabíamos ambos que esa etapa había sido muy importante para Silvio y empezamos a investigar y en esa búsqueda fueron apareciendo muchas cosas novedosas, maduramos durante algunos meses la idea y gracias a Víctor Casaus y a María Santucho pudimos hacerle llegar el proyecto ya armado a Silvio.

Ernesto: Yo creo que esa historia nos escogió a nosotros para que la contáramos. Era como si pidiera ella misma ser contada, tal vez para enterarnos todos cuál ha sido una de las fuentes de creación para ese cantor de su tiempo que es Silvio. Nos parecía necesaria esa revelación y después de ver en qué devino aquella idea inicial, creo que esa primera inquietud fue superada por otras cuestiones. Quizás conseguimos irnos más allá del tiempo y la memoria y alcanzar algunas esencialidades de los seres humanos.

¿Cómo fue el proceso de investigación, de salir al encuentro de los marineros que lo acompañaron en 1969?

Ernesto: Fue azaroso y en ocasiones agotador, sobre todo por la cantidad de viajes de un lado a otro. Pero el azar estaba de nuestro lado, el destino del que nada se sabe, fue benévolo con nosotros y nos fue poniendo cada vez más cerca de esos hombres de mar que acompañaron a Silvio. Las semanas previas al rodaje fueron decisivas y durante ellas apareció la mayoría. De hecho hubo otros compañeros cercanos a ese viaje que no pudieron estar por distintas razones, uno de ellos y muy importante en este rompecabezas se llama Soto Reina y aún trabaja en contacto con los pescadores y el mar. También estuvimos muy cerca de dar con el “Azul” de la canción Playa Girón, pero la vida así no lo quiso, es probable que en ese momento nos fallara el olfato para dar con él.

Alejandro: Ya en el proceso de investigación habíamos localizado algunos de los marineros y cuando finalmente pudimos entrevistarnos con Silvio previamente al rodaje él nos dio algunos nombres que faltaban y nos dimos a la tarea de buscarlos pista a pista hasta encontrarlos en sus casas. Desde que les propusimos la idea, todos sin miramientos, aceptaron, incluso se hicieron partícipes en la investigación con cartas, anécdotas, fotos....


¿Pudieran compartir algunas vivencias de la filmación y hablar sobre el Silvio que conocieron durante el rodaje?

Alejandro: Te podría decir que una de las cosas más lindas de la etapa de filmación fue la relación que se generó entre el equipo de realización, la relación con los marineros y con el propio Silvio. Todo fluyó armónicamente a pesar de que nosotros teníamos mucha presión y tensión por la cantidad de cosas que había que resolver, pero era un sueño compartido y ese espíritu marcó todo el proceso, el de filmación y los otros procesos.

Ernesto: El Silvio que conocí durante el rodaje es el que escucho en las canciones. Y si bien temía llevarme una decepción o terminar adorando un ídolo, ninguna de esas dos cosas sucedió por fortuna. Lo que presencié fue el reencuentro de un ser con las fuentes primarias de su creación, con amigos viejos que parecían volver a ser jóvenes de entonces por momentos y otras veces, gente recordando con nostalgia un pasaje de sus vidas pasadas. Pero también hay un acercamiento, intuitivo en ocasiones y otras premeditadas, a esencias humanas que no se pueden dejar atrás.

Fragmento del documental
Abel Prieto calificó esta obra como "el testimonio de un verdadero artista comprometido con su época y su país". Para Víctor Casaus, permite crear un espacio para la memoria. ¿Cuáles creen, desde la perspectiva de realizadores, son las principales virtudes de este documental?

Aejandro: El documental es como dije en la premier solo una pincelada en este complejo enramado sociocultural de este país y creo que lo más importante es que hace reflexionar sobre una época y sobre valores humanos muy importantes. Otra cosa es que la figura de Silvio es visto desde muchos puntos de vista y lo catalogan de diversas maneras, nosotros presentamos el nuestro, el que nos imaginábamos y el que pudimos vivir en ese poquito tiempo de filmación.

Ernesto: Creo que hay un alto grado de transparencia en el documental. Creo que consigue emocionar y que a la vez va más allá de todo parámetro de tiempo y si es depositario de esa frase de Víctor, creador de espacio para la memoria, es porque retrata esencialidades humanas, que permiten radiografiar no sólo el espíritu de una época pasada, sino también, en muchos aspectos, el de nuestro tiempo.


Alejandro, ¿Hombres sobre cubierta sigue la línea del documental antropológico que ha caracterizado tu estética (aunque en este caso sea compartida)?

Alejandro: Creo que aquí de alguna manera hay dos preguntas. A veces siento que encasillar las estéticas en algo tan amplio y tan libre como el arte es un error. Yo primeramente hago los documentales como los siento, como nacen con una gran carga intuitiva, sin ponerme a pensar a qué clasificación pertenecen. Es una necesidad de decir cosas y el tema, las circunstancias, la producción, el momento, el equipo con el que compartes y muchas otras cosas subjetivas y objetivas influyen en la manera de decirlo. Puedo decirte que cada vez me convierto más en militante y defensor del género documental y cada vez le huyo más a sus subclasificaciones. Creo en la verdad, la que yo veo y esa es la que trato de transmitir y dar a conocer. Creo en la ética como comunicador y siempre trato de respetarla y creo en el arte y su libertad y de esas cosas me nutro para realizar. Ya las demás clasificaciones he decidido dejárselas a los que les corresponde hacerlas. Con respecto a que este sea un trabajo compartido, pues sí, significa una experiencia nueva y muy enriquecedora y tiene que ver en que Ernesto y yo tenemos muchas cosas en común y una de ellas es haber seguido la obra de Silvio. Soñamos juntos el proyecto, lo elaboramos y con mucho trabajo finalmente lo logramos. Nos unía el punto de vista y eso fue una ayuda muy grande porque no tuvimos problemas en ese sentido, nos interrelacionamos en el trabajo de forma muy armónica, asumiendo roles bien definidos o compartiéndolos pero siempre de una manera que se complementaran.

¿Qué significó este viaje -el real y el espiritual- para ustedes como realizadores?

Alejandro: Pues significa algo muy grande desde el punto de vista profesional, pero sobre todo desde el punto de vista personal. Imagínate lo que puede significar para uno compartir un trabajo con el autor de la música y los textos con los que has crecido, con los que has vivido los momentos más importantes, con los que te has conformado como persona, con los que has amado. Te confieso que al principio tuve miedo, pensé que una relación de trabajo aunque fuera breve podría romper esa magia en un proceso de desidealización de un mito y lo que comprobé fueron dos cosas muy importantes: la primera que Silvio no era un mito, por lo menos para mí, era algo real, ahí estaba; y lo segundo es que toda la energía que siento con su obra no es por una banal idealización. Por lo tanto nada de eso se podía destruir, seguirá estando intacto en ese lugar privilegiado de los tesoros personales que cada uno va adquiriendo durante su vida.

Ernesto: Siempre que uno consigue rozar la esencia de las cosas, mediante cualquier obra humana, uno puede sentirse como si llegara a Ítaca (a la de Kavafis). Claro está, no es propio de la juventud llegar para descansar eternamente, sino hacer una breve escala para emprender luego otros viajes mayores y más riesgosos.

FOTOS de la filmación, cortesía de los realiazadores.
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Alejandro Ramírez Anderson es graduado de la Facultad de los Medios de Comunicación Audiovisual del Instituto Superior de Arte. Ha participado en la realización de varios materiales audivisuales como sonidista, camarógrafo y asistente de dirección. Como director tiene entre sus títulos Rostros de III siglos, deMOLER, Monteros y Montaña de luz que han sido premiados nacional e internacionalmente.

Ernesto Pérez Zambrano: Joven realizador cubano. Hombres sobre cubierta es su primer trabajo como director.

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