Hoy se hace a un lado a Friedman y Hayek y las amplias ramificaciones de sus formulaciones teóricas y políticas, cuando apenas hace unos años se declaraba su triunfo. Nos quedamos con las tentativas de interpretación de los recientes premios Nobel: los Ackerloff y Schiller que rescatan los espíritus animales de Keynes en un sicologismo frágil. O bien, en las críticas y el pragmatismo de otros como Stiglitz y Krugman que parecen revelaciones en un torbellino de una especie del ideario ortodoxo.
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